El Aquiles es el tendón conjunto de los músculos gemelos y sóleo. Es un potente y largo tendón sobre el que se ha vertido mucha literatura y miles de citas cotidianas por su referencia en la épica griega. Existe una cierta confusión de términos cuando se habla del "talón de Aquiles" que es una expresión mucho más literaria.
Estamos hablando de lo mismo pero de forma inapropiada. El talón es la zona de apoyo posterior del pie que corresponde al calcáneo y su envoltura grasa. Desde el calcáneo parte el tendón hacia la pierna. Si el flechazo lo recibió Aquiles sobre el tendón, debiéramos hablar siempre de "tendón de Aquiles" pero dejaremos la incorrección anatómica en beneficio de la literaria que, al fin y al cabo, le ha prestado tanta notoriedad a través de la Historia.
Puede ser completa o incompleta, con gran dificultad en ocasiones para diferenciar una u otra forma. En los deportistas jóvenes no es una lesión frecuente aunque sí bien conocida y estudiada. Se produce con mayor frecuencia en adultos mayores de 30 años en los que las condiciones de vascularización del tendón no son óptimas.
En los jóvenes puede ocurrir por varios motivos, casi todos ellos basados en condiciones predisponentes como una desviación anatómica de los ejes del tobillo que esté provocando una tracción anormal, malos gestos técnicos repetidos o por la aplicación de corticoides.
CAUSAS
La causa traumática más común es la contracción brusca del tendón. Hay que tener en cuenta que el Aquiles es un tendón biarticular; une rodilla y tobillo en un movimiento sincronizado que exige la relajación en un extremo cuando lo contraemos en el otro.
Su misión de impulso durante la marcha o el salto, utiliza un punto de apoyo en las cabezas de los metatarsianos, una flexión plantar del pie y una extensión de la rodilla. Los movimientos sincronizados de este mecanismo pueden alterarse por una descoordinación motora y provocar una tensión brusca que llegue a romper el tendón.
SÍNTOMAS Y SIGNOS
En el momento de la rotura se produce un chasquido audible, con dolor no muy intenso que permite al deportista girarse para averiguar la causa de su traumatismo, e impotencia funcional, tampoco excesiva porque se puede mantener la marcha, con cierta cojera, desplazando el punto de apoyo de las cabezas de los metas a los primeros dedos, utilizando los flexores. Esta falta de gravedad en las manifestaciones clínicas hace que en ocasiones no llegue a diagnosticarse una rotura completa.
En el examen médico podrá apreciarse a la palpación una falta de continuidad del tendón. En la observación desde atrás, el tendón roto es más fino que el del otro lado. Si se tarda en acudir al médico, es posible que el tendón no presente discontinuidad porque puede haberse rellenado con un hematoma.
El paciente no podrá caminar normalmente. Será imposible que lo haga utilizando los apoyos habituales sobre las cabezas de los metatarsianos y presentará una cojera.
El signo de exploración más específico, signo del pellizco, signo de Thompson o signo de Simmonds, consiste en una compresión de la masa gemelar con el paciente tumbado boca abajo en una mesa de la que cuelga el pie. También puede hacerse apoyando la rodilla sobre una silla y dejando el pie fuera. Normalmente, debido a la compresión de los gemelos, el pie realiza una flexión dorsal. Si el tendón está roto, no lo hace.
Consultas:
Policlinico Jesús Redentor
Av. Mariategui 1290 - Jesús María, Lima, Perú
Teléfono: (01) 673 2112
http://www.drluiscotillo.com
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